lunes, 27 de octubre de 2014

EN BUSCA DE LA PROPORCIÓN IDEAL

     A todos los que nos enfocamos en el mundo del fitness, aunque también aplicable a cualquier otro deporte, nos encantaría encontrar la proporción justa o ideal en nuestro proceder con el fin de establecer sutiles diferencias que progresivamente nos mejoren. Llámalo resultado, rendimiento o perfección, pero todos, al fin y al cabo, buscamos ese "plus" que nos transforme.


    En la imperiosa necesidad de cambio, todo es susceptible de ser valorado; la dieta, el entrenamiento, la suplementación y el descanso se convierten, de este modo, en las piedras angulares que más suelen modificarse. Pero el eterno inconformismo con los resultados obtenidos bien podría hacernos sentir que estemos persiguiendo una quimera.

    Todos parecen necesitar de un modelo en el que fijarse y de un ejemplo de quien fiarse, pero nada se mantiene inmutable en la búsqueda de lo que realmente no puede alcanzarse, y aquellos patrones pronto serán suplantados por nuevos y revitalizantes modelos que, sin llegar tampoco a cumplir las expectativas marcadas, una y otra vez serán enmendados.

    Y de este modo, sin encontrar esa justa y gratificante proporción seguiremos realizando combinaciones en pos de un ideal que se esconde. Y yo me pregunto, ¿hasta cuándo y dónde...?

   Tratamos de perfeccionar la dieta, incorporando los diferentes macronutrientes en el lugar más conveniente, pero todavía no se ha encontrado un patrón acertado que convierta al gordo en delgado.

   Entrenamos con ahínco y vehemencia en busca de un físico espectacular que nos dote fuerza, velocidad y potencia, pero por desgracia nuestra, arruinamos nuestra salud por culpa de tanta exigencia.

   Buscamos en una píldora milagrosa el secreto de una fuerza prodigiosa que nos evite el arrastre de una postrera vida endeble y achacosa, y en su lugar, precipitamos nuestra decadencia por los daños y el descontrol de tanta gragea portentosa.

    Pretendemos subir a las cumbres sin tomar un merecido descanso, pero nunca alcanzamos la altura que esperamos a pesar de no parar jamás en ningún remanso, y es el agotamiento quien finalmente nos vence alejándonos tristemente de la cúspide donde ascendíamos supuestamente.

   Y yo me pregunto, ¿cuál es la proporción ideal?

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