lunes, 1 de julio de 2013

TRIGLICÉRIDOS INTRAMUSCULARES

  Los triglicéridos de nuestro tejido adiposo necesitan ser previamente hidrolizados para que los ácidos grasos puedan separarse del glicerol, ésto se consigue gracias a la lipasa hormona sensible (LHS), la cual es estimulada por:

1.Adrenalina y noradrenalina.
2.Cortisol.
3.Glucagón
3.Hormonas tiroideas.
4.Hormona del Crecimiento.

Y factores que la inhiben se encuentran los siguientes:

1.Lactato.
2.Cuerpo Cetónicos.
3.Insulina.



   Significa ésto que los elevados niveles de glucosa van a precipitar un aumento correlativo de la insulina, que inhibirá la adecuada hidrólisis de los ácidos grasos. Por otro lado, a medida que la intensidad del ejercicio aumenta se producirá, en mayor o menor medida, ácido láctico derivado de la glucólisis anaeróbica, el cual también inhibe dicha hormona, y lo mismo ocurre con los cuerpos cetónicos. Se especula que podría deberse al descenso del ph.

  Se consideraba que los ácidos grasos (AG) no se comenzaban a utilizar hasta pasado unos 20 ó 30 minutos del ejercicio aeróbico, pero ésto es falso, de hecho, lo primero que comienza a utilizarse son precisamente los ácidos grasos que se encuentran en el plasma, hasta que posteriormente son remplazados por los provenientes del tejido adiposo. El ejercicio aumenta los niveles de adrenalina que tienen un efecto inhibitorio de la insulina por lo que se activa la LHS.

  No obstante se podría pensar que los AG provenientes de nuestro tejido adiposo son la fuente principal de suministro para la realización de actividades de moderada intensidad, pero en diversos estudios realizados con ejercicios de duración entre 60 y 120 minutos, solo contribuyeron con un 50% de la oxidación total de lípidos, es decir, existe otra fuente de vital importancia para el suministro de ácidos grasos durante el ejercicio: los triglicéridos intramusculares. Lo que sí parece cierto es que cuanto más entrenado está un atleta más capacidad tiene para utilizar sus triglicéridos intramusculares para la obtención de energía.

   Cuando la intensidad del ejercicio se sitúa en el 25% VO2, la mayor parte del sustrato utilizado proviene de los ácidos grasos del plasma y en menor medida de la glucosa, pero cuando la intensidad se eleva hasta el 65% VO2 (intensidad moderada) es cuando el sustrato principal se obtiene de los trigliceridos intramusculares y la glucosa, siendo los AG plasmáticos utilizados en menor medida, pero cuando la intensidad del ejercicio aumenta aún más, va declinando igualmente la utilización de los TG intramusculares en beneficio de la glucosa. Hemos de tener en cuenta que cuanto mayor es la intensidad del ejercicio mayor es la concentración de lactato por un lado (que inhibe la LHS) pero por otro el tipo de fibra muscular utilizada también cambia, a favor de la fibra IIa y IIB, que como sabemos poseen menor numero de triglicéridos intramusculares e mitocondrias. ¿A donde quiero ir a parar con todo ésto?. Está claro...

  Veamos, el glucógeno muscular es una reserva de glucosa en el interior del músculo que está dispuesto para ser utilizada durante la realización de una actividad física. Cuanto mayor sea ésta reserva, mayor será nuestra capacidad para realizar ejercicio intensos y hasta cierto punto prolongados. Y digo hasta cierto punto, porque a medida que éstos depósitos se depletan, la intensidad deberá ir descendiendo a fin de evitar el fin de nuestra actividad por un exceso de fatiga. Pero por otro lado, también disponemos de un depósito de ácidos grasos dentro de las fibras musculares, y al igual que el anterior, cuanto mayor sean las reservas de triglicéridos intramusculares, (TGim)  mayor será nuestra capacidad deportiva, no sólo para actividades moderada intensidad, sino también, para las de elevada intensidad, al promover éstos un mayor ahorro de glucógeno que podrá ser utilizado en los momentos más oportunos, como por ejemplo, cuando hemos de realizar un cambio de ritmo fuerte.

    Ahora imaginemos que no poseemos los suficientes TGim..., en una situación como ésta, nuestra actividad se vería comprometida con excesiva rapidez, pues los ácidos grasos provenientes de nuestros tejido adiposo y nuestro plasma no llegarían con la suficiente velocidad como para ser una fuente eficaz y alternativa de energía a la glucosa, lo que redundaría en un mayor consumo de glucógeno muscular. Hemos de pensar que estos ácidos grasos han de ser movilizados desde el tejido adiposo, por acción de la LHS, luego atravesar la membrana del adipocito bien pasivamente o unido proteínas transportadoras de ácidos grasos (PTAG), luego se moverán por el intersticio hasta los capilares unidos a la la albumina, pasarán la pared vascular de los capilares y nuevamente se unirán a la albúmina circulante, posteriormente, a la llegada al músculo éstos ácidos grasos han de recorrer nuevamente el camino inverso, es decir, han de abandonar la albumina transportadora para atravesar la pared vascular hacia la zona intersticial y de aquí atravesar el sarcolema (membrana muscular) ligados a una proteína de unión de ácidos grasos y ya en el interior, nuevamente unirse a otra proteína de unión citoplasmática. Pero aquí no acaba la cosa; éstos ácidos grasos han de ser activados por la acil CoA sintetasa y luego ser transportados por el complejo carnitin-palmitoil-trasnferasa para atravesar otra barrera, en ésta ocasión la mitocondrial. Es decir, tenemos mucha energía acumulada en nuestro tejido adiposo, pero a la hora de la verdad, ésta no es una fuente alternativa de fácil utilización que preserve nuestro glucógeno muscular. En resumidas cuentas, lo que pretendo, es justificar la necesidad de REALIZAR ENTRENAMIENTOS PROLONGADOS Y DE MODERADA ACTIVIDAD, PARA FOMENTAR LA CREACIÓN DE DEPÓSITOS DE TRIGLICÉRIDOS INTRAMUSCULARES PRÓXIMOS A LAS MITOCONDRIAS. De éste modo SÍ, dispondríamos de una combustible eficaz y rápido para poder sustituir, hasta intensidades bien elevadas, al glucógeno muscular.

   En definitiva, ésto es lo que a muchos les ha faltado para poder disponer de una adecuada FLEXIBILIDAD METABÓLICA. Sin éstos TGim, la flexibilidad metabólica se ve seriamente comprometida. Realizar entrenamientos intensos, y relativamente prolongados, sin contar con el colchón de éstos lípidos intramusculares ocasiona una disminución rápida del glucógeno muscular y hepático, lo que podría dar señales de alarma al disminuir los niveles de glucosa en sangre, lo que aumentaría los niveles de cortisol y limitando nuestra capacidad para el ejercicio, pudiendo incluso acercarnos al umbral del sobreentrenamiento con más facilidad, y máxime si realizamos ayunos intermitentes.

   Sé que puedo ser algo reiterativo con éstos conceptos (es decir pesado, pesado), pero quiero que todos tengamos en cuenta lo importante que es ésto, no sólo para nuestro rendimiento físico sin también para nuestra salud. Seguiremos con éste tema.

2 comentarios:

  1. Buenas tardes, excelentes artículos.. Que tipo de ejercicios y duración recomiendas para aumentar las reservas de triglicéridos intermusculares?

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  2. Muchas gracias!. Bueno, pues un poco lo dicho en el post; creo que es necesario intentar realizar un ejercicio aeróbico donde la mayor parte del tiempo nos encontremos en ese umbral del 65% VO2máx, con esto no quiero decir que permanezcamos pegados a ella, podemos irnos un poco por encima o incluso por debajo, pero debemos intentar alcanzar durante el mayor tiempo posible la intensidad mencionada. El tiempo siempre superior a media hora. Esta es, en definitiva, una intensidad cómoda que te permitirá disfrutar del ejercicio sin percibir excesivos agobios, pero tampoco tan suave que lo realices sin percepción de esfuerzo. Por regla general, esto significará estar en algún punto entre las 120-140 pulsaciones por minuto.

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