miércoles, 13 de marzo de 2013

BAJA EN HIDRATOS SÍ..., PERO NO TANTO

   El principal combustible del cerebro es la glucosa, pudiendo llegar a consumir hasta 120 gramos al día que equivale al 60% de las calorías consumidas por el organismo en situación de reposo. La mayor parte de la energía que utiliza es empleada para mantener el potencial NA+/K+ de membrana y sintetizar neurotransmisores.
Los ÁCIDOS GRASOS NO SIRVEN como combustible, debido a que en el plasma circulan unidos a la albumina y en éstas condiciones no pueden atravesar la barrera hematoencefálica.
En dietas cetogénicas y/o ayunos prolongados, el cuerpo genera cuerpos cetónicos, que pueden remplazar parcialmente las necesidades de glucosa de éste órgano (hasta un 65%). Pero aún así se necesitarían cerca de 42 gramos de glucosa, a la que habría que añadir la glucosa necesaria para otros órganos dependientes de ella como son los eritrocitos, cornea y riñón. Por tanto hay que tener en cuenta que, o bien la suministramos con la dieta, o debe ser creada a partir de sustancias distintas de los carbohidratos (gluconeogénesis), siendo según el orden de prioridad empleado el siguiente:


-LACTATO.- producido principalmente en el músculo esquelético y en los eritrocitos durante la fermentación láctica.

-PIRUVATO.-generado a partir de la glicólisis.

-AMINOÁCIDOS GLUCONEOGÉNICOS.-Principalmente la Alanina, procedente de la dieta o de la degradación de la musculatura, aunque en general pueden utilizarse todos los aminoácidos menos la leucina y la lisina.

-GLICEROL.-Proveniente del metabolismo del metabolismo de las grasas. Hay que tener en cuenta que los ácidos grasos de cadena par no proporcionan carbono para la síntesis de glucosa, pues el resultado de la b-oxidación es acetil CoA, que no puede ser empleado como sustrato gluconeogénico, pero los ácidos grasos de cadena impar (recordar que en la beta-oxidación los ácidos de carbono se cortan de dos en dos) si proporcionan un esqueleto de carbono que puede ser utilizado.

   El principal órgano donde sucede la gluconeogénesis es el hígado y en la corteza suprarrenal, pero en mucha menor medida.

  Las bajas concentraciones de insulina estimulan la lipolisis, ésta oxidación incrementada de ácidos grasos en el hígado aumenta las concentración de acetil CoA y de NADH, inhibiendo ésta última el ciclo de krebs, ésto hace que se acumule el acetil Coa, y que se transforme finalmente en cuerpos cetónicos.

   Resumiendo, las dietas cetogénicas o los ayunos se muestran como una herramienta eficaz para ahorrar glucosa y evitar la degradación del tejido muscular en el proceso de perdida de grasa, pero aún así es necesario suministrar una cantidad próxima a los 50 gramos para los órganos que son dependientes con exclusividad de dicho sustrato. Si restringimos totalmente los hidratos de carbono en nuestra dieta se debe utilizar el proceso de gluconeogénesis para intentar alcanzar como poco ésta cantidad, por tanto creo que es más razonable suministrarlo con la dieta. De éste modo podemos evitar que el CORTISOL aumente con el fin de acrecentar la gluconeogénesis, y que nuestra musculatura se vea mermada, y en el proceso de redistribución de la grasas, éstas se acumulen en nuestra zona abdominal. Además hay que tener presente que realizar entrenamientos muy intensos en condiciones en las que el cortisol se encuentra elevado puede acercarnos peligrosamente al terreno del sobreentrenamiento con mucha facilidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario