viernes, 22 de febrero de 2013

SOBREENTRENAMIENTO


Desde que inicie mi blog, y mi página de Facebook, hemos avanzado bastante en éste tema que es la paleodieta, pero antes de continuar, me gustaría hacer una recapitulación de conceptos que hemos estado viendo y que me parece interesante resaltar.

El consenso existente entorno a la alimentación a seguir parece prácticamente total, y puede ser resumido, en líneas generales, como la eliminación de todos los alimentos de reciente introducción por la escasa adaptación que hemos podido tener hacia ellos, y me refiero principalmente a todos los alimentos del neolítico. Pero hemos de ser objetivos, no todos los alimentos de éste último periodo han de ser considerados como nocivos o perniciosos para nuestra salud, de hecho hay poblaciones con una adaptación fantástica por ejemplo a los lácteos, e inclusive a los cereales. Un error frecuente que veo en "paleoseguidores", es el dogmatismo con el que a veces se conducen al tratar éstos temas. Creo sinceramente que es un error considerar todo lo moderno como amenazador o nocivo, aunque cierto es, que la epidemia de enfermedades que asolan a nuestra civilización devienen principalmente de lo contemporáneo, pero la tentación irresistible de arremeter contra todo lo actual, y que dimana de ese rebeldía propia del ser humano que trata de luchar contra los dogmas impuestos, puede, en determinadas circunstancias arremeter de forma despiadada inclusive contra aquello que supuestamente no resulta en absoluto malvado. Y es en éste punto donde hemos de ser conscientes de la importancia que adquiere el sentido común, para de éste modo poder discernir lo bueno de lo malo.


 No hemos de dejarnos llevar por lo que yo considero una auténtica revolución, porque en todas las que ha existido, siempre se han producido unos daños colaterales que a veces pueden resultan imposibles de reparar, por tanto..., sí estoy abogando por una profunda transformación que devuelva nuevamente el esplendor arrebatado al ser humano, pero no a costa de destruir todo lo actual. Hemos de ser especialmente asépticos a la hora de dilucidar lo que nos perjudica de lo que nos beneficia, y en el tema de la comida, sí que es cierto, que la seguridad de los alimentos viene determinada por el tiempo en que éstos han estado formado parte de nuestra alimentación primitiva u original, pero no por ello hemos de desechar todos los que tengan menos de 10.000 años, lo que habrá que hacer en todo caso es prestar atención a todos aquellos alimentos que por diversos motivos, han sido mancillados por la mano productiva del hombre porque ellos sí se pueden convertir en un auténtico veneno en nuestro cuerpo.

  También en su momento dediqué un post a las bacterias, porque por el número que representan y las maravillosas funciones que realizan en nuestro organismo requerían una mención especial, pero en ésta ocasión no voy a profundizar más en el tema, tan solo poner de manifiesto que la protección que durante miles y miles de años nos dispensaron está desapareciendo a marchas forzadas, de hecho no son pocos (yo incluido) los que consideran que la pandemia de enfermedades que asolan nuestra civilización está relacionada con su destrucción, modificación y alteración, que no solo obedece a los cambios experimentados en nuestros alimentos sino también al uso indiscriminado de antibióticos y los procesos de higienización tan extendidos en la sociedad moderna.

Otra serie de post, los dediqué a cuestiones tan dispares como las grasas, la glándula tiroides,   las hormonas, la inflamación, las lesiones, el hígado graso, el colesterol, la suplementación, inclusive de como se metabolizada el alcohol, todos ellos resultan importantes para entender el complejo equilibrio que hay que establecer con el fin de asegurar lo más importante de todo, que para mí no es otra cosa, que una salud óptima.

 Y por último, y aquí es donde me detengo, otra serie de post los dediqué -como parte de una estrategia integral orientada a la perdida de grasa- al ayuno, a la cetosis y como no al entrenamiento.

Todos los que me habéis seguido de algún modo, sabéis más o menos como pienso al respecto, y como mi enfoque está más cerca de la metodología griega, que la actual y compleja forma de planificar los entrenamientos con: megaciclos, macrociclos, mesociclos, microciclos y sesiones..., la verdad es que todo ésto queda muy bonito como trabajo de tesis doctoral para algún licenciado en Educación Física, pero creo sinceramente que ése exceso de tecnicismo, sino se se apoya en el respeto a la propia esencia del hombre de poco sirve. Al igual que todos los que seguimos la paleodieta hemos sabido identificar o señalar más o menos al culpable de la dramática situación actual, con el enfoque deportivo no parece haber sucedido lo mismo, y en realidad, lo que estoy percibiendo es una dinámica que todavía sigue anclada en patrones poco respetuosos con nuestra propia naturaleza y que de no poner remedio podrían incluso echar a perder todos los logros que estamos consiguiendo con nuestra reencontrada ancestral forma de alimentarnos.



  No me gusta la terrible asociación que se está realizando entre paleodieta y superhéroes del entrenamiento, creo que es un injustificable error del que se pueden derivar lamentables consecuencias. Todos los que seguimos la paleodieta sabemos lo difícil que puede resultar desprenderse de una adicción, muchos la habéis experimentado a los azúcares en general, pero de lo que no nos estamos percatando es de la aparición en el horizonte de otra adicción más y que podría ser tan sólo la punta del iceberg, me estoy refiriendo ejercicio físico crónico. Lo positivo que puede ser realizar una actividad deportiva de forma racional se puede convertir en un autentico infierno para todos aquellos que no son capaces de saber en que momento parar, y lo digo porque por desgracia yo fui uno de ellos. El problema de las adicciones es que muchas veces no se es lo suficientemente consciente de estar bajo sus influjos, pero las consecuencias en la salud pueden ser irreparables.

 Cuando hablamos de sobreentrenamiento quizás no le estamos dando la importancia que se merece a ésta situación tan nefasta para el deportista, pero tenemos que tener claro que ésta es de por sí, un autentico ataque a nuestra integridad física, psíquica y emocional. No voy a centrarme en los aspectos negativos que el sobreentrenamiento comporta porque hay infinidad de información por todos los lados, pero lo único que quiero recalcar es que nuestro diseño evolutivo al igual que nos orientó hacia un tipo determinado de alimento también diseño la forma en que nos podemos ejercitar con eficacia. Podemos intentar realizar a diario entrenamientos de intensidad elevada pero eso lo único que conseguirá es situarnos en el lado opuesto de donde realmente queremos ir. Es importante entender de una vez por todas que el diseño actual del deporte no está bien planificado, y no hemos de llevarnos las manos a la cabeza por ésta afirmación, lo hemos visto con la comida y lo mismo está sucediendo con la actividad física.

 Todos los beneficios que nuestra dieta nos reporta se están esfumando de un plumazo por nuestra forma desproporcionada de ejercitarnos, y de no poner remedio a ésta situación mucho me temo que acabaremos peor de lo que comenzamos. De hecho creo firmemente que aquellas personas que deciden seguir la paleodieta sin realizar ejercicios físicos tienen mayor beneficio que aquellos otras que aún llevando la dieta de la manera más pulcra posible se ejercitan de forma extenuante a diario.

Yo no abogo por ejercicios suaves únicamente como camino para alcanzar un estado de salud óptimo, creo sinceramente que los ejercicios vigorosos deben formar una parte fundamental de nuestros entrenamientos, pero una vez realizado hemos de ser conscientes que nuestro cuerpo necesita descanso, ¿cuánto? no lo sé, porque en gran medida dependerá del tipo de ejercicio realizado, y de nuestras capacidades individuales de recuperación, algo que también está muy relacionada con la edad. Por tanto para estar seguros que estamos en la senda adecuada, es mejor quedarse corto que pasarse.

 Sí, yo entiendo para todos los amantes de los deportes "cañeros" que ejercitarse de éste modo una sola vez a la semana puede resultar escaso, pero que quieres que te diga es lo que hay, si en realidad quieres avanzar en el camino correcto tendrás que dosificarte adecuadamente, porque de no hacerlo la paleodieta no sirve de NADA.

 Entendemos que nuestra alimentación es la correcta porque nuestros ancestros la mantuvieron durante miles y miles de años, pero cuando se trata de imitar su actividad física parece que hacemos oídos sordos a las evidencias que nos están señalando que en realidad ellos no realizaban actividades extenuantes a diario. Nuestros antepasados paleolíticos solamente empleaban intensidades máxima en contadas ocasiones, y como ya expliqué en otro post, éstas se circunscriben a situaciones consideradas de vida o muerte, inclusive la caza no siempre debería encuadrarse dentro de ellas; comprender éste aspecto me parece de vital importancia porque aprender a dosificarnos supondrá un verdadero avance en el sentido correcto al que añadir el ya conseguido con nuestra mejorada alimentación.

¿Cómo saber  sí me estoy perjudicando con mi forma de entrenar?. Si realizas más de un entrenamiento máximo a la semana posiblemente lo estés haciendo. Cierto es que la cuestión resulta compleja, pero me parece absurdo intentar acercarnos a ese límite de jornadas que se pueden realizar a la máxima intensidad porque el sutil equilibrio que separa lo adecuado de lo incorrecto nos da muchas papeletas para caer en el lado equivocado.

Ya para finalizar éste post, tan sólo que os replantéis sinceramente si os estáis ejercitando como la haría un hombre del paleolítico o como un deportista de élite, si lo hacéis como éste último no os olvidéis que a lo mejor necesitáis tomar anabolizantes para poder estrujar vuestro cuerpo al máximo. Recordad, los griegos no utilizaban esteroides y ya visteis cuál era su forma de planificar los entrenamientos; dudo mucho que hayamos evolucionado tanto como para haber mejorado la especie en unos pocos miles de años, ¿o sí?



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