jueves, 11 de octubre de 2012

EMPEZANDO A ENTRENAR DE VERDAD


   Siempre, cuando entreno en el gimnasio, y en tono humorístico, suelo decir la frase "hay dos formas de hacer las cosas o bien o como siempre". Pues bien con está frase que en un principio parece una tontería lo que quiero expresar es que el 99.9 % (es una exageración) de las personas que entrenan, "lo hacen como siempre". Cada uno realiza movimientos con barras y mancuernas, elevando pesos, la gran mayoría de las veces, mayor de lo que realmente pueden mover. Parece que el fin del entrenamiento es mover kilos y kilos, y cuanto más muevas mejor. Así día tras día, año tras año, hasta que se cansan y lo dejan, o bien hasta que se lesionan, o acaban finalmente buscando nuevas "vías" para aumentar su desarrollo muscular. Siempre ha sido así, y mucho me temo que así continuará. 

   Llevo muchísimos años entrenado; desde los 5 años que empecé hasta la fecha actual (tengo 42) no he dejado de hacerlo. En distintas disciplinas, claro está, pero solo me voy a centrar en mi experiencia en el Físicoculturismo, que compaginé en mucho momentos con otros deportes. 

  Cuando me apunté por primera vez a un gimnasio de pesas tenía tan solo 17 años, y recuerdo que el primer ejercicio que realice fue un press de banca con 10 kg a cada lado, y la sensación que tuve no se me olvidará jamás, y las agujetas posteriores tampoco.  Ha pasado mucho tiempo desde entonces, y muchos han sido los cambios que he realizado desde ese primer día. 

   Siempre tuve el deseo de ganar la máxima masa muscular posible y para ello siempre procuraba observar como lo hacían los demás, sobretodo de aquellos que más fuertes estaban, imitaba sus movimientos y manejaba el máximo peso posible. Y conseguí mucho músculo, pero no tanto como aquellos a los que imitaba, a pesar de hacer lo mismo, pero pronto conocí el motivo. 

  La existencia de los esteroides, marcaba la diferencia entre estar "extremadamente grande", y estar "grande" o "normal", lo que daba lugar, en aquel momento,  a  que se crearan distintos grupos de entrenamiento en función de su uso o no. Estaban en un primer lugar "el club de los esteoridados" (mi intención no es criticarlos ni mucho menos), eran los grandes y manejaban kilos espectaculares, se desenvolvían como miembros de un club privado, mirando al resto como insignificantes. Luego estaba el siguiente eslabón, donde yo me encasillo, que intentábamos manejar muchos kilos, como ellos hacían, al considerar ése el motivo de su tamaño, aunque ya sabemos que la realidad era otra, y por último estaban sencillamente las personas "normales", en el que se encuadran los que estaban algo pasado de peso y trataban de bajarlo y los muy delgados que trataban de cogerlo, y que además solían ser los que a pies juntillas seguían las tablas que los monitores de turno realizaban, que por otro lado eran los que antes acababan abandonando. Bueno esto es groso modo.

   Esto no ha cambiado mucho hoy en día, y sigo encontrando patrones similares, aunque con algunos matices, antes los que usaban drogas, no les importaba finalmente divulgarlo si eran interrogados sobre el asunto y eras "de confianza", mientras que ahora, parece que no está tan bien visto su uso, y prefieren mantenerlo en silencio y negar su uso por activa y pasiva.

  Con todo este esto, lo que pretendo es poner patente dos cosas: 

  -primero: Si quieres estar muy fuerte no imites el entrenamiento de nadie que sí lo esté, porque podría estar  tomando esteroides aunque lo niegue.
  
  -segundo: Si quieres estar muy fuerte y musculado dentro de los limites que tu genética marca para ti, sólo te queda una alternativa: "Hacer las cosas bien".

  Después de muchos años de entrenamiento y más errores, he llegado a la conclusión, que cuantos más kilos levantes, más posibilidades tienes de lesionarte (y creerme que en eso soy un experto), y no por ello conseguir más masa muscular, aunque leas por muchos sitios frases como: "para ponerte fuerte tienes que entrenar muy pesado". Los entrenamientos los he realizado todos, desde las clásicas tablas que te daba el monitor, hasta los extenuantes, que se insertaban en alguna revista de culturismo, pasando por el Entrenamiento Alemán, y el Heavy Duty, y cualquier otro que cayera en mis manos y que prometiera conseguir músculo de forma masiva. Y al final de todos estos años me he dado cuenta, que la gran diferencia no la marca el qué haces, sino el cómo lo haces. Eso es lo realmente importante,  no los kilos que mueves, ni el número de repeticiones, ni series, ni de ejercicios, ni el tiempo de descanso, ni la velocidad de ejecución, o si realizas superseries, o triseries, o series gigantes, o descendentes, o si entrenas en circuito. Y todo aquello que se te ocurra. Todo eso te puede servir o no, la diferencia esta en ser IMPECABLE.


  Ahora supongo, que habrá muchos que consideren que el ejercicio lo hace de modo estricto, controlando constantemente el peso, y bla, bla,bla yo también he sido de esos. He creído hacer bien las cosas, pero el tiempo me ha demostrado, que siempre se puede hacer mejor.

   Ahora por mi experiencia y lo que he observado en otros,  nunca se es lo suficientemente impecable, siempre hay que buscar el perfeccionamiento y  sólo nos iremos acercaremos a ese estado  cuando comprobemos la paradoja del peso; que yo defino cuando 2 kilos no nos pesan 2 kilos, sino alguno más: 3, 4 ,5, 6 ó más kilos. Cuanto más impecable más pesaran esos dos kilos.

  Supongo que explicar todo ésto con palabras puede resultar complicado, pero voy a intentarlo. Pero antes una cuñita filosófica.

  Cuando necesitamos demostrar lo que somos, es porque no lo somos. Cuando de un acción cobarde obtenemos por casualidad un resultado valeroso no nos hace valientes. Cuando no somos lo que decimos que somos, ni somos lo que habitualmente hacemos, es porque en lo más hondo de nuestro ser anida el miedo. La represión de nuestro pensamientos fragmenta al "ser". Sólo dando de nosotros la versión más honesta tendremos la oportunidad de ser libres para recuperar nuestra integridad. Cuando mis sentimientos, pensamientos y actos confluyen en un mismo punto la existencia recorre un camino libre y bello porque solo de este modo, lo andado sera intrínsecamente nuestro.

   La contracción y el estiramiento de un músculo es lo que produce el movimiento. El enfoque que normalmente tenemos, al realizar un ejercicio, es que tenemos que mover un peso, un número determinado de veces, (generalmente entre 8-12) hasta llegar al fallo, y realizar series, de más repeticiones a menos, y de menos a más peso, hasta finalizar el ejercicio y comenzar otro distinto.

  El problema de este enfoque es que nos centramos  en el peso y no en el movimiento, el peso entrena el Ego, y el movimiento el músculo. El fin no es mover los kilos, el fin es conseguir músculo, para ello el peso es el medio y no el fin.

  Ahora vamos a centrarnos en el movimiento, el peso será el mínimo (no el máximo)que necesitamos para trabajar el músculo. Empezaremos con repeticiones altas por ejemplo 24-28, pero centrándonos en el movimiento, la barra ha de bajar suave, siendo controlada en todo momento, hasta prácticamente llegar al máximo estiramiento del músculo, sin que en ningún momento el músculo se deje relajado; y manteniendo esa tensión empezaremos a subir sin trompicones, apretando el músculo hasta su máxima contracción. (Al principio es natural trabajar un poco despacio, pero a medida que controlemos el movimiento podremos hacerlo más rápido). Continuaremos realizando repeticiones hasta llegar al fallo. Hay que recordar que buscamos el máximo dolor, por ello no hay trampa que valga, ni movimientos bruscos o descontrolados, ni paradas para "coger aire" , porque todo esto supone relajar el músculo. Además hay algo muy importante en  el movimiento, y es el ritmo, la cadencia. Éste será el mismo, desde que iniciamos el ejercicio hasta que lo finalizamos, no lo cambiamos a medida que se congestiona el músculo y el dolor aparece. Cuando trabajando de éste modo, lleguemos al máximo dolor,seremos incapaces de continuar,y  habremos terminado la serie. La siguiente la comenzaremos lo más rápido posible, aumentando ligeramente el peso ( si fuera necesario), y realizando las repeticiones del mismo modo, hasta llegar al fallo. Lógicamente serán menos las que hagamos. Las series que ejecutaremos serán las que hagan falta hasta que en la última solamente podamos completar 6 repeticiones. Indicar que a medida que vayamos perfeccionado esa "paradoja del peso", no será ya casi necesario aumentar los kilos, porque sí o sí vamos a hacer menos repeticiones, con el mismo peso.

   Pero dicho todo ésto, lo importante tampoco son las series, ni las repeticiones, ni los ejercicios, porque al igual que el peso que movemos, no son el fin, sino el MEDIO. El fin, es impulsar al cuerpo a crecer. La libertad es la que nos da la posibilidad. Experimentemos, con la velocidad, con el agarre, con los ejercicios, busquemos incluso nuevos movimientos, no nos estanquemos en unos pocos. Pero eso sí, seamos impecables en la ejecución. Trabajemos únicamente el músculo que deseamos, mientras el resto permanece relajado, o a lo sumo con la tensión necesaria para mantener el equilibrio del cuerpo. Pensemos en la forma de hacer el ejercicio lo más duro posible, utilizando para ello el menor peso posible. Trabajar de éste modo, supone que cada día que entrenemos iremos ajustando a la baja la cantidad de kilos usados.

  Es importante sentirnos libres de ataduras internas, que condicionan nuestra voluntad a actuar con pulcritud. El rol asumido en determinadas circunstancias, lapida el equilibrio de nuestro ser, que fragmentado, imposibilita que nuestro ego se preste de forma voluntaria para la consecución de un fin impecable.

   Significa ésto, que el papel que muchas veces desempeñamos, esclaviza nuestra voluntad para desenvolvernos de manera libre y espontánea. Cuando nos hacemos acreedores de una forma determinada de ser, se hace muy difícil desmontar esa parte de nuestra personalidad social que nos condiciona emocionalmente. Pero el hacerlo, nos hace libre, porque las explicaciones sobran y nuestros objetivos se clarifican completamente.

 Hemos dejado de ser los "fortachones" del gimnasio para convertirnos en "débiles" musculosos. ¿Y MUDOS!. Nuestro objetivo es la perfección del movimiento, los kilos que movemos son los mínimos, trabajamos con rapidez, machacamos nuestros músculos y nos vamos, eso es todo. Lo siento, pero no queda mucho tiempo para hablar, el hacerlo supone aumentar los tiempos de descanso y dar "oxigeno" a nuestros músculos.

  Terminado nuestro entrenamiento de gimnasio, por lo menos una vez a la semana saldremos a correr, para hacer velocidad, donde se pueden incluir, técnica de carrera, gradas, multisaltos, progresivos, 100s, salidas, etc, etc. De esta forma complementaremos nuestro entrenamiento muscular del gimnasio.

  Supongo que habrá gente que prefiera hacer aeróbicos, en lugar de pesas, perfecto. Nadie ha de hacer nunca lo que no quiere hacer, el hacer carrera continua, quizás no sea la mejor forma de "estar en forma", pero se puede trabajar igualmente con pulcritud. Eso si yo no me iría a carreras de más de 40 minutos, pero cada uno es libre de hacer lo que quiera. Hay que tener en cuenta que nuestro tamaño muscular se va a ver seriamente comprometido con carreras largas. De todos modos, hay que distinguir dos cosas: ¿por qué corremos? y ¿para qué corremos?. Cuando corremos porque nos gusta, se acabó, no hay más. Pero si lo hacemos para perder peso, ese es otro asunto. La perdida de peso es muy poca en comparación con el desgaste ocasionado. Al limitar nuestra musculatura, vamos a reducir nuestro metabolismo basal, lo que significa que cuanto menos músculo más se engorda a igualdad de calorías.Pero no sólo eso, el realizar cualquier tipo de ejercicio aeróbico, como correr, spinning, etc, de forma extenuante aumentará rápidamente nuestros niveles de cortisol, lo que significará que cuanto más tiempo lo hagamos más músculo vamos a ir consumiendo y más grasa iremos acumulando. De tal forma que el cardio crónico supone a la larga que se va a estar más delgado, pero los michelines no se van a ir tan fácilmente. De todos modos basta con observar a los asiduos de clases de spinning para comprobar lo que digo. EL AERÓBICO NO ES LA MEJOR FORMA DE PERDER GRASA. Una cosa es la grasa que perdemos durante una sesión de entrenamiento y otra cosa es la que seguimos perdiendo una vez finalizado el ejercicio. Y el tipo de entrenamiento muscular expresado, no solamente nos hará perder grasa durante, sino también después de finalizada la sesión, manteniendo nuestro metabolismo basal elevado durante mucho tiempo. De todos modos a los que le gusta el aeróbico, deberían tomarse las pulsaciones durante un entrenamiento de musculación como el propuesto.

  Y vuelvo a repetirlo: UNA COSA ES QUE HAGAMOS UN DEPORTE PORQUE NOS GUSTA, Y OTRA COSA ES QUE LO HAGAMOS PARA PERDER GRASA.  Si hacemos, deporte porque nos gusta, ese es nuestro camino, intentaremos hacerlo lo más correctamente posible, y punto. Pero otra cosa es que queramos mantenernos musculados, y con el menor porcentaje de grasa posible, y en un estado de SALUD OPTIMO, porque eso ya es otra cosa.

  Si nosotros hacemos un deporte el que sea, podremos adaptarlo lo máximo posible a los parámetros expresados anteriormente. Por ejemplo si nos gusta correr, trabajaremos muchísimo la técnica, para ser impecable en la misma. Si alguna vez habéis visto una carrera popular, la diferencia entre los primeros y los últimos es enorme, mientras en unos la zancada es amplia silenciosa, su cuerpo permanece erguido y su respiración acompasada, en los otros la zancada es pesada, ruidosa, su cuerpo esta inclinado hacia delante, con las caderas flexionadas, y su respiración es jadeante. Si nuestra musculatura estabilizadora no es fuerte, habremos de trabajarla, si nuestra cintura es débil deberemos fortalecerla, porque solamente trabajando nuestros puntos débiles podremos correr de la manera más eficientemente posible. Y así no machacar nuestra estructura osea y tendinosa. Pero no solamente trabajaremos de forma meticulosa nuestra técnica de carrera; nuestro entrenamiento ha de ser (al igual que el de las pesas) variado, y de CALIDAD: Cuestas, series largas, series cortas, diagonales, multisaltos, gradas, y pista, mucha pista, pero también queda espacio para la improvisación. Rodaremos a pulsaciones bajas muy poco tiempo, y nos esforzaremos en entrenamientos de calidad. Y si nuestra fortaleza nos permite correr tan sólo 10 minutos con una técnica depurada, no continuemos más allá porque las posibilidades de lesiones se multiplican a medidas que aumentamos el tiempo de carrera, lo que sería una estupidez, no tengamos prisa si vamos actuando sobre nuestros puntos débiles pronto podremos hacerlo durante 15 minutos, y así poco a poco iremos a más.

    Con esto se va esbozando un plan integral, para conseguir un ser completo: Comer cuando realmente se tenga hambre, lo que nos hará estar muchas horas en ayuno. Evitar determinados tipo de "alimentos", y centrarnos en esos alimentos de calidad de los que hablamos anteriormente y finalmente hacer un entrenamiento duro y breve. De éste modo nuestras células devorarán completamente lo que ingiramos y de paso también lo harán nuestras bacterias (ellas también comen).

  El siguiente post, versará no sobre células sino de bacterias, y como ellas representan un fino ecosistema que está siendo alterado, dando lugar a la aparición de enfermedades entre ellas la obesidad.









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